Más allá de nuestra historia como seres humanos, con nuestras guerras, nuestras revoluciones, nuestras crisis, existe una historia del planeta, enormemente larga, que nos convierte en hormigas minúsculas y nos resta importancia. A pesar de esto, los seres humanos hemos hecho un uso tan intensivo de los recursos naturales que estamos generando cambios metabólicos tan profundos que nos acercan a una nueva etapa de esa gran historia del planeta.
Ahora nos enfrentamos a COVID -19, una pandemia sanitaria mundial con una fuerte relación con la salud de nuestro ecosistema.
Hace poco leí una entrevista que realizaba Joan Martínez Alier investigador en el Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals de la Universidad Autónoma de Barcelona a Jorge Wagensberg doctor en Física, profesor en la Universidad de Barcelona y especialista en museografía científica y me llamo la atención este punto donde hablan de los valores de la biodiversidad y el cual comparto los siguientes puntos de vista:
J.M.A.: En Alemania hay mucha gente que está escribiendo sobre el tema de los derechos de la naturaleza.
J.W.: Fíjate que eso es a lo que aspiran también los animalistas. Ya reconocemos que el maltrato animal es un delito o que lo es talar un árbol milenario o provocar un incendio en un bosque, aunque el autor sea su propietario. Y eso equivale a reconocer que los animales tienen un derecho, el derecho a no ser maltratados. Algún filósofo argumentará que solo los humanos pueden tener derechos porque solo los humanos tienen capacidad para comprender que los tienen. Es absurdo, para recibir un derecho no es necesario comprenderlo. La comprensión es necesaria para legislar y para otorgar o para derogar un derecho, pero no para disfrutarlo. Solo los humanos pueden otorgar derechos, pero nada impide que se los otorguemos a los animales, a las plantas o a la naturaleza entera.
J.M.A.: La razón científica contra la sexta gran extinción es muy convincente, la ética para mí también, sobre la económica muchos dirían que todo se puede arreglar.
Los economistas creen en la sustitución entre los insumos en la economía, tienen fe en ello, si falta petróleo sube el precio y sale el gas de esquisto. Es decir, si las abejas desaparecen alguien inventará otro sistema de polinización, polinizarán con moscas o con un aparatito, unos drones muy chiquitos. Las abejas desaparecen por el progreso económico y sus consecuencias, pero no se preocupen, les buscaremos sustituto al precio adecuado.
J.W.: Esto es muy importante. Es cierto que a cada particular función se le puede encontrar a posteriori una particular sustitución. Pero el valor de la diversidad está en su conjunto, ese es su gran tesoro. Cuanto más extensa sea la diversidad, más soluciones pueden encontrarse para resolver un proceso incierto. Si tienes poca diversidad cuando aparece una incertidumbre, ya sea un meteorito que cae, una epidemia, cualquier cosa, estás menos protegido, tienes menos defensas para combatirlo. Por eso es tan importante la diversidad, porque es como un patrimonio de soluciones a priori para problemas que ni siquiera se han presentado todavía. La biodiversidad anticipa.
“El valor de la diversidad está en su conjunto, ese es su gran tesoro. Cuanto más extensa sea la diversidad, más soluciones pueden encontrarse para resolver un proceso incierto “.
Jorge Wagensberg doctor en Física
J.M.A.: Es curiosa la utilización que se da a la palabra «valor» de la biodiversidad, porque nos lleva a un tema que plantea la economía ecológica. La palabra valor cuando la usa la gente habitualmente, como lo has hecho ahora, se refiere a la importancia que tiene. Se puede decir que una persona es muy valiosa aunque cobre muy poco, el lenguaje permite diferenciar esto. En cambio, para los economistas el sentido de la palabra «valor» se reduce a un concepto que se refiere solamente al ámbito crematístico. Creen que este es el único y necesario criterio para decidir sobre las cosas que son relevantes, y se olvidan, por ejemplo, de lo que expresa un verso de Antonio Machado, en el que decía que todo necio confunde valor y precio. Si Machado hubiera escrito en inglés, todo el mundo citaría este verso que resume muy bien esta problemática del significado de la palabra «valor» y de la inconmensurabilidad de valores. Una especie tal vez no vale nada en el mercado. Seguramente ni sabemos que existe, pero en el futuro puede ser muy importante para enfrentarse a una situación nueva, aumenta la resiliencia de todo el sistema.
“Todo necio confunde valor y precio”.
Antonio Machad
J.M.A.: La energía del animal es de uso endosomático, o sea, la ha tenido que comer antes. Endosomático, dentro del cuerpo. Tiene que usarla sensatamente. Y nosotros, en cambio, extraemos el petróleo del subsuelo y lo ponemos en el motor del barco para que este avance. Desperdiciamos o disipamos la energía del petróleo sin pensarlo mucho, a pesar de que es fotosíntesis «embotellada» del remoto pasado. Nuestra evolución tecnológica y cultural, al menos en los países ricos, no es ahorradora de energía. Inventamos instrumentos para gastar más energía, en la paz y en la guerra.
J.W.: Los animales han pasado por unos procesos de eficacia y, sobre todo, de selección. Cómo moverse sin malgastar energía. Ese sería uno de los objetos de investigación de la economía azul. Diseñar barcos con aletas, no con hélices, porque la hélice es muy ineficaz, casi toda la energía la malgasta. Otro ejemplo, las lagartijas, esa especie de dragones que se pegan al techo en superficies lisas, y que aguantan hasta 40 veces su peso en posición invertida, sin abrasivos, sin química, tan solo por una acción física. Es algo impresionante, porque no lo hacen a partir de ventosas, sino a través de miles de millones de pelos moleculares que se meten entre las moléculas de una superficie aunque esta sea perfectamente lisa. Esto nos llevaría a un sistema innovador (no químico, no abrasivo) para unir dos superficies. Hay muchos laboratorios en el mundo intentando extraer de la naturaleza tecnologías de ideas que la naturaleza ya hace millones de años usa con éxito. Aún no hemos conseguido la calidad de un hilo comparable al de una telaraña, con sus extraordinarias propiedades físicas y químicas. Otro ejemplo de biomímesis (imitar a la naturaleza) lo tenemos en un termitero. Un termitero es un prodigio de ingeniería. Los termiteros africanos pueden llegar a tener más de dos metros de altura. Soportan variaciones de temperatura ambiental de 50 ºC a lo largo de un solo día. En la sabana africana, la diferencia entre el día y la noche oscila también unos 50 ºC en el exterior, pero dentro del termitero siempre se mantiene la temperatura a 27 ºC más menos. Y todo ello sin aire acondicionado, sin gastar energía, sin emisiones a la atmósfera suplementarias.
“Aún no hemos conseguido la calidad de un hilo comparable al de una telaraña, con sus extraordinarias propiedades físicas y químicas”.
Jorge Wagensberg doctor en Física
Conclusión:
J.W.: Hasta ahora hemos funcionado sobre todo a base de tragedias, crecimiento, destrucción y vuelta a empezar. Pero cuidado, hay cosas que siempre acaban mal porque en caso contrario no acaban. La razón, la moral y el conocimiento científico son los únicos elementos que pueden regular nuestra convivencia sorteando la emergencia de las catástrofes. Para el cambio climático hemos perdido, en efecto, mucho tiempo y no queda mucho tiempo de margen. Todavía hoy hay muchos negacionistas.